lunes, 1 de julio de 2013

Desarrollo sustentable. Serie: Desafíos Actuales de los Derechos Humanos Ambientales 1/4


Porto Alegre, Brasil.

La crisis ambiental global es un tema de preocupante relevancia desde mediados de la década de 1960. El modelo económico y socio-político basado en la industrialización y el consumo a escalas nunca antes experimentas en la historia humana, hacen replantear las alternativas de sustentabilidad y sostenibilidad del desarrollo. 

La consiguiente gama de posibles vías de solución trastocan desde la estructura cultural hasta la innovación tecnológica para aprovechar de mejor manera los recursos naturales, en vista de elevar la calidad de vida y el bienestar social de las distintas naciones.

El sobrecalentamiento global, la contaminación, la deforestación, la ganadería industrializada, el uso de energías fósiles (no renovables), entre otros, son los principales problemas ambientales que evidentemente enfrentamos como sociedad. Existen iniciativas públicas y privadas orientadas a revertir el ciclo vicioso del estilo de vida occidental, en aras de afrontar el problema sin desmejorar el confort y la equidad en el acceso a los bienes y servicios que los seres humanos han alcanzado.

La preocupación internacional ha llevado a la suscripción de tratados como el Protocolo de Kioto, en un intento por disminuir las emisiones de CO2 a la atmosfera causante de elevar los niveles de calor naturales o normales del efecto invernadero que hacen posible la vida en la Tierra, tesis defendida por la mayoría de los científicos y apoyada por personalidades como Al Gore; no obstante tiene detractores como el científico danés Bjorn Lomborg quien niega la teoría sobre calentamiento global.

Paradójicamente Estado Unidos es el país que mayor contaminación atmosférica produce, sin embargo fue el único que no suscribió el tratado antes mencionado. Con ello no se quiere decir que con la simple adhesión o no a determinada normativa internacional este resuelto el problema. Son las progresivas medidas y políticas aplicadas las que darán efectividad a los compromisos adquiridos por las naciones en el ámbito internacional o, a los acuerdos socio-políticos internos, he aquí los verdaderos desafíos.

Las políticas públicas factibles y efectivas en esta materia son capaces de conjugar la acción del Estado, la responsabilidad empresarial y la iniciativa de las comunidades o sociedad civil. Los desafíos en materia ambiental están enmarcados evidentemente en hacer efectivas y eficientes las distintas propuestas de acción colectiva que buscan corregir el impacto ambiental negativo no solo de las actividades económicas sino también del estilo domestico de vida.

En Venezuela la Constitución Nacional prevé en sus artículos 127, 128 y 129 el derecho humano a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado; congrega igualmente la obligación del Estado en garantizar el uso y aprovechamiento sustentable y sostenible de los recursos naturales y su protección para las futuras generaciones. En ese sentido, el ordenamiento jurídico interno cuenta con la Ley Orgánica del Ambiente y la Ley Penal del Ambiente.

Como bien es conocido, la producción petrolera es la base económica del desarrollo nacional. La extracción, refinación, almacenamiento y comercialización de esta energía fósil -no renovable- acarrean elevados riesgos ambientales, humanos y materiales. Como prueba de ello se puede observar el fenómeno de "la lemna" en el Lago de Maracaibo (que afecta habitantes de la costa del Lago y sus pescadores artesanales), la explosión en el Complejo Refinador Paraguaná -Amuay- (con un saldo de más cuarenta fallecidos en la ciudad de Punto Fijo) o el derrame en el río Guarapiche, del estado Monagas (dejando por meses sin suministro de agua potable a la ciudad de Maturín). Otros ejemplos más cercanos fueron la deforestación del parque nacional Médanos de Coro para la construcción de viviendas y de la reserva de Monte Cano para la construcción de una "cancha comunal". En todo el estado Falcón existen casos de inadecuada ubicación de los vertederos de basura así como de recolección de la misma. 

Los verdaderos desafíos no están planteados solo desde la norma escrita, los derechos humanos son progresivos deben cambiar de acuerdo a las continuas exigencias socio-culturales y cambios político-económicos. La verdadera tarea es hacer efectiva la norma para que los ciudadanos puedan exigir con legitimidad el cumplimiento de la misma frente a los órganos del Estado, para ello es necesario involucrar el sector empresarial, a los ciudadanos y a los expertos en la materia.

- Desarrollo sustentable y sostenible como alternativa ecológicamente viable:

La sostenibilidad se refiere al hecho de que el Estado y la sociedad puedan financiar, aportar y realizar actividades, propuestas, planes o proyectos a largo plazo con el menor riesgo ambiental y de manera que el futuro los recursos puedan ser reusados o no hayan sido agotados. Mientras que la sustentabilidad es relativa a la capacidad por si misma de la acción, propuesta o plan de desarrollarse de forma auto-gestionada y con rendimientos positivos igualmente con el menor costo ambiental posible para su perduración en el tiempo.

El desarrollo sustentable y sostenible se plantea como una alternativa con visión de futuro progresista, es una propuesta socio-económica ecológicamente acertada. El desarrollo sostenible exige nuevas pautas de producción que sigan una filosofía económica descentralizada. En este sentido, se debe tomar en consideración los intereses de los inversores y de los pobladores locales con el apoyo técnico y la fuerza del Estado. 

El ahorro energético, es otro de los problemas del desarrollo. Conteniendo el consumo de energía y apostando por las energías renovables se haría el cambio. La tecnología podría tener un impacto económico importante, en especial, si esta puede ser accesible para los sectores más pobres.

Debe tomarse en cuenta las necesidades básicas y formar una ciudadanía ecológica. No todos pueden consumir a los mismos niveles. Las personas de menos recursos no podrán consumir igual que aquellas con mayores capacidades adquisitivas. Por lo tanto, como respuesta se busca reducir el consumo de aquellos sectores sociales que tienden a consumir más y para esto deben subir los costos de producción, lo que implica el costo de los derechos laborales y los derechos sociales. La ecología es una herramienta para la lucha eficiente contra la pobreza, ya que no busca reproducir los patrones de consumo en los sectores pobres.

Las empresas tienen una responsabilidad adicional con relación a los temas ambientales. Actualmente hay una tendencia de incorporar las cuestiones ambientales en las decisiones económicas. Ello se explica en que la consciencia ecológica ayuda a mejorar la imagen de la empresa e incrementa la demanda de sus productos o servicios. Además, existen nuevos productos, mercados y la eco-innovación que pueden favorecer el desempeño económico de la empresa. Es decir, la modernización ecológica beneficia a la empresa. En esta línea, se debe procurar el crecimiento, la estabilidad y el respeto por el medioambiente.

Sin embargo, los esfuerzos realizados por las empresas hasta ahora no son suficientes. Es necesario que asuman ciertas externalidades negativas (en economía, consecuencias o efectos no deseados de las actividades empresariales) como los costes ambientales, los derechos sociales y laborales. Por ello es necesario un Estado o una institución pública que sea ecológica y que tenga recursos y voluntad para ayudar a los productores. 

Como alternativa al encarecimiento, se propone apostar por el principio de eco-eficiencia. Simplemente, producir con menos recursos a precios más competitivos y por lo tanto más rentables, que a su vez pueden resultar en el incremento de la demanda y la producción. 

Es necesario también adoptar un enfoque preventivo eliminando los contaminantes no solo los desechos sólidos, líquidos y gaseosos sino también el uso indiscriminado de agro-tóxicos, transgénicos y demás productos químicos en la agro-industria causantes de la salificación de los suelos y graves enfermedades en consumidores y campesinos. Las leyes en este sentido deberían ser mucho más rígidas y contundentes acompañadas de medidas públicas más efectivas. 

Desplazar el daño una vez causado solo desplaza la responsabilidad y no soluciona el problema en su totalidad. Así, el problema se desplaza, la reparación tiene un costo que debe ser asumido por alguien y, a veces, los daños son irreversibles. Cuando el daño está por encima del punto de reparación, la vinculación con los derechos humanos de los pobladores locales es clara. 

Sofía Bordenave y Romina Picolotti (2002) en su informe sobre los Derechos Ambientales presentando en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, señalan los 4 aspectos principales a considerar en un modelo político de desarrollo sostenible con perspectiva ecológica: “a) los principios políticos en los que descansan las políticas ambientales tienen que ver con la consolidación de las instituciones y proponer al desarrollo sostenible como una idea transversal en las políticas sectoriales; b) el refuerzo de los mecanismos internacionales de gestión ambiental pueden fomentar el bio-regionalismo y la cooperación al desarrollo, c) invertir en ciencia y, a la vez, desarrollo para el medioambiente, y, d) promover la conservación de los ecosistemas y establecer políticas sociales que luchen contra la pobreza.”. 

El modelo alternativo de desarrollo sostenible y sustentable debe ser de carácter transversal, por ello aplicado en todos los diseños y ejecuciones de políticas públicas. Del mismo modo es importante considerar los criterios de conservación de los ecosistemas, fomentando la cultural ambiental y fortaleciendo el protagonismo de los habitantes locales afectados. 

Próximo tema:  Justicia y tutela ambiental en Venezuela...

Por: Abg. Marcel López

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